La sociedad global está asistiendo a un proceso de transición hacia un escenario donde la sostenibilidad es el eje de acción principal del resto de sectores. Un proceso que requiere de la colaboración entre todos los agentes socioeconómicos para lograr un cambio real en la cultura de la movilidad, orientándola hacia opciones más eficientes y sostenibles. Sin embargo, no hay necesidad de esperar a 2030 ó 2050 para acometer un cambio que ya está demandando la sociedad. En este artículo te contamos qué opciones de transporte sostenible están ganando cada vez más terreno y peso a nivel nacional.
Hace algunos meses asistíamos a la presentación del Plan España 2050, una hoja de ruta para proyectar un nuevo modelo de país alcanzable en 30 años. El documento, que forma parte de la denominada «Estrategia nacional a largo plazo», consta de 50 objetivos y acciones que afectan a diversos ámbitos de la esfera socioeconómica de nuestro país: educación, productividad, crecimiento económico, tejido laboral, etc.
Uno de los aspectos que más atención está acaparando, y que también está contemplado en este plan, es el desarrollo sostenible. Cabe reseñar que esta meta no es solo un objetivo del Ejecutivo español, sino que es uno de los grandes ejes de acción a nivel europeo. Un propósito compartido por la mayoría de países de la Unión Europea y respaldado por un porcentaje de la sociedad cada vez más elevado.
La concienciación medioambiental y la responsabilidad social en lo que atañe a la sostenibilidad requiere que todos los players sociales estén alineados. Una misma dirección para alcanzar un objetivo común: lograr un mundo menos contaminado y más comprometido con el medio ambiente. Y, sin duda, una de las claves para conseguirlo afecta de manera directa al sector del transporte y la movilidad.
Transición progresiva hacia el transporte sostenible
El conjunto de acciones que se plantea desde el punto de vista de la movilidad establece la necesidad de acometer una estrategia para la sustitución de vehículos de combustión interna por otros más favorables para el medio ambiente, que hagan uso de combustibles menos contaminantes y que, por tanto, sean más eficientes.
Es decir, la clave reside en apostar por fórmulas de movilidad y combustibles alternativos que reduzcan la nocividad del diesel y la gasolina. Una finalidad ante la que ya hay respuestas claras y tangibles, sin necesidad de esperar 30 años más para implantarlas. Es tarea de todos adoptar un sentido de responsabilidad individual y colectiva, y marcar nuestras propias líneas rojas para favorecer al medio ambiente. ¿Cómo conseguirlo? Te lo contamos.
GLP y GNC: alternativas reales para una movilidad segura, sostenible y conectada
El Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana ha puesto en marcha la Estrategia de Movilidad 2030, que orientará muchas de las medidas en materia de transporte de aquí a los próximos diez años. Dentro del eje de movilidad de bajas emisiones, encontramos dos grandes objetivos: estimular fuentes de energía alternativa y sostenibles e incentivar medios de transporte de bajas emisiones, tanto en el ámbito terrestre como marítimo y ferroviario.
A diferencia de lo que muchas personas puedan pensar, ya hay formas de combustión alternativas que cumplen con ese objetivo de reducción de emisiones: vehículos de gas. Un tipo de transporte que, lejos de ser la opción escogida por una minoría, sigue experimentando un crecimiento imparable, por encima incluso del coche eléctrico. De hecho, durante el primer semestre de 2021, las matriculaciones de coches a gas se incrementaron un 35% con respecto al año anterior.
El Gas Licuado de Petróleo (GLP) y el Gas Natural Comprimido (GNC) son las dos grandes oportunidades actuales de afrontar el desarrollo sostenible en el sector del transporte. Pese a los indicadores al alza, queda un largo camino por recorrer en lo que se refiere a la adopción de los vehículos a gas como alternativa más eficiente y sostenible. En buena parte, debido al amplio desconocimiento que existe acerca de este tipo de combustión.
El Gas Licuado de Petróleo, también conocido como Autogas, está compuesto por una mezcla de butano y propano que se almacena a presión y en estado líquido. Por su parte, el Gas Natural Comprimido se obtiene, fundamentalmente, del metano, y también se almacena a una presión aproximada de 200-250 bares.
Transporte sostenible: 5 razones para optar por el GLP/GNC
¿Sabías que los coches propulsados por GLP y GNC están categorizados con la etiqueta ECO que otorga la DGT? Sin embargo, esta no es la única razón por la que este tipo de vehículos es una alternativa tangible y plausible hoy en día:
- Su coste es sensiblemente menor que el de la gasolina o el diesel. Aunque no hay un parámetro fijo debido a la fluctuación de precios del mercado, el uso del GLP supone un ahorro económico de alrededor del 40-50%.
- Reducción efectiva del nivel de emisiones con respecto a la gasolina o el diesel, tanto de dióxido de carbono como de óxido de nitrógeno.
- Beneficios derivados de la categoría ECO: posibilidad de acceso a áreas restringidas por razones de contaminación, así como ventajas de carácter fiscal.
- Menor deterioro del motor, puesto que el GLP deja muchos menos residuos que la gasolina o diesel.
- Reducción de la contaminación acústica, puesto que permite una conducción mucho más silenciosa.
En próximos artículos analizaremos en profundidad cómo se puede extender la penetración del GLP/GNC en España, que está muy por debajo de otros países como Italia, Alemania o Francia. También explicaremos cómo se lleva a cabo su instalación en los coches y cómo se puede transformar, de forma sencilla y económica, un vehículo tradicional en un vehículo con Autogas.
La concienciación sobre la necesidad de divulgar alternativas reales para conseguir un transporte más sostenible es ya totalmente irreversible. El reto actual está en aunar fuerzas y unificar estrategias entre todos los agentes sociales para avanzar en una misma dirección, y es ahí donde debemos centrar nuestros esfuerzos.
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