Hace algunos meses, la Dirección General de Tráfico (DGT) hizo pública la nueva Estrategia de Seguridad Vial 2030, un documento en el que se trazan las pautas y medidas que regirán las acciones en materia de seguridad vial durante la próxima década. Se trata, por tanto, de una hoja de ruta que deben seguir tanto las administraciones públicas como las empresas y los ciudadanos. En este artículo te resumimos las principales claves.

El gran objetivo que persigue la DGT con esta estrategia es disminuir, en un 50%, el número de personas fallecidas o heridas en accidentes de tráfico de cara a 2030. Para ello, y gracias a la experiencia obtenida con la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020, se han diseñado algunas medidas acorde a los nuevos tiempos y alineadas, también, con el objetivo de sostenibilidad europeo durante esta década. 

La senda hacia la movilidad sostenible por la que caminamos hace que sea necesario adaptar algunas normas de tráfico y seguridad vial en todos los entornos y de forma más colaborativa entre conductores y peatones. Por otro lado, es importante que las entidades públicas también tengan los recursos necesarios para fomentar buenas prácticas y medidas encaminadas a lograr una movilidad eficiente y sostenible. 

 

¿Cuál es la situación actual en seguridad vial en España?

Lo cierto es que España es uno de los países europeos con menor tasa de mortalidad en accidentes de tráfico. De hecho, tal y como recoge este documento, en 2019 se registraron 1.755 fallecimientos en este tipo de accidentes; lo que equivale a 37 decesos por cada millón de habitantes. Esta cifra sitúa a España como el séptimo país con la tasa más baja de Europa y el décimo a nivel mundial. 

Así, la Estrategia de Seguridad Vial 2030 se divide en nueve pilares estratégicos y un total de 62 líneas de acción. Además, cada dos años se revisará el plan con el objetivo de reorientar o actualizar todo aquello que sea necesario. 

 

Estrategia de Seguridad Vial 2030: 9 áreas definidas

Tal y como hemos avanzado, son 9 las áreas en las que está dividida esta nueva estrategia. A continuación, resumimos en qué consiste cada una y qué tipo de acciones se contemplan:

  • Personas formadas y capaces

Esta primera cuestión hace referencia a la importancia de mejorar la educación relacionada con la seguridad vial, así como reforzar los métodos para asegurar las condiciones psicofísicas de los conductores. Para ello, contempla medidas como las siguientes:

  • Comenzar la educación en seguridad vial desde la educación primaria, secundaria y el bachillerato.
  • Mejorar la formación que reciben los aspirantes a conseguir el carné de conducir.
  • Proporcionar educación a los usuarios de vehículos de movilidad sostenible, como bicicletas.
  • Concienciar sobre la movilidad segura y sostenible. 
  • Mejorar los cursos de recuperación del permiso de conducción. 

  • Tolerancia cero con comportamientos de riesgo

En este caso, hablamos de intensificar los mecanismos de control para erradicar los comportamientos erróneos en seguridad vial, así como endurecer los procesos administrativos y penales para disminuir, de forma efectiva, el número de infracciones. Especialmente, en las causas más habituales de los siniestros, como el consumo de alcohol y drogas, el exceso de velocidad o el uso del teléfono móvil al volante. Para ello, se plantea:

  • Planificar mejor la vigilancia y el control.
  • Apoyarse en el uso de nuevas tecnologías para reforzar este control. 
  • Actualizar el marco normativo legal. 
  • Velar por el cumplimiento de la norma también en el sector del transporte profesional. 

  • Ciudades seguras

En este tercer ámbito se contempla la adopción de medidas para planificar y coordinar la movilidad urbana, como la gestión de la velocidad, la accesibilidad de las calles, la distribución urbana de mercancías o la digitalización. Las principales acciones son:

  • Incentivar un diseño viario seguro.
  • Garantizar la accesibilidad universal.
  • Potenciar la conectividad para mejorar la movilidad de las grandes ciudades.
  • Incrementar la seguridad en flotas públicas.
  • Reforzar la seguridad en la distribución urbana de mercancías. 

  • Vías seguras

Es fundamental asegurar una movilidad segura y conectada entre distintas áreas y núcleos poblacionales, independientemente del tipo de vías que las conecten. En este aspecto, destacamos las siguientes medidas:

  • Diseñar las vías en base a un sistema seguro.
  • Procedimientos de gestión de la seguridad de las infraestructuras. 
  • Evaluar el nivel de seguridad de las carreteras actuales. 
  • Fomentar una gestión del tráfico segura e inteligente.
  • Reforzar la seguridad de los peatones y vehículos de movilidad sostenible, como bicicletas, patinetes, etc.
  • Concienciar a las administraciones públicas sobre la necesidad de invertir recursos humanos y técnicos en la gestión de la infraestructura. 

  • Vehículos seguros y conectados

En este apartado destacamos la importancia de fomentar vehículos de alta seguridad que incluyan medidas técnicas y regulatorias acerca del uso del equipamiento de seguridad. En paralelo, es fundamental ampliar los conocimientos acerca de las nuevas tecnologías para lograr una conducción más segura y eficiente:

  • Instaurar nuevos sistemas de seguridad y formar a los conductores sobre ellos. 
  • Reforzar las acciones encaminadas a velar por la seguridad de los vehículos, como las inspecciones. 
  • Concienciar sobre el uso de los accesorios de seguridad vial. 
  • Aprovechar la conectividad para fomentar el uso de vehículos conectados más seguros. 
  • Integrar las funcionalidades tecnológicas de manera que se minimicen las distracciones.
  • Potenciar el Registro General de Vehículos. 

  • Respuesta al siniestro efectiva y justa

El objetivo principal de este área radica en reducir al máximo el tiempo de respuesta ante un accidente de tráfico, para minimizar todo lo posible los daños y lesiones de las personas que lo hayan sufrido:

  • Reforzar la asistencia sanitaria en caso de accidente.
  • Ofrecer más atención médica y psicológica a las víctimas de siniestros de tráfico.
  • Garantizar el cumplimiento de los derechos de las víctimas.
  • Concienciar, mediante campañas, sobre el impacto que puede tener un accidente de tráfico en la vida de cualquier persona. 

  • Datos y conocimiento para una gestión basada en riesgo

Este área es de aplicación transversal, ya que se encargará de obtener los datos correspondientes y cruzarlos de manera que proporcione una fotografía general más detallada sobre la relación entre determinados comportamientos y accidentes de tráfico. El objetivo es anticipar todo lo posible los siniestros y analizar, en base a datos, las posibles causas:

  • Aumentar los datos sobre la movilidad en diferentes medios de transporte.
  • Incrementar la disponibilidad de datos abiertos y transparentes. 
  • Investigar en más profundidad muestras de accidentes. 
  • Aplicar técnicas de big data en los análisis de seguridad vial. 

  • Administraciones, empresas y organizaciones seguras

La octava línea de gestión busca implicar a las administraciones públicas, tanto a nivel estatal como autonómico y local, en la prevención y concienciación sobre las prácticas de seguridad vial:

  • Promover planes de seguridad vial en empresas y Administración Pública.
  • Incentivar la formación, la educación y la sensibilización en riesgo vial. 
  • Mejorar la prevención de riesgos laborales. 
  • Tener especial atención en la aplicación de planes de movilidad segura en zonas como polígonos industriales o ejes de especial consideración. 
  • Introducir la seguridad vial en los informes de RSC. 
  • Vigilar la salud física y mental de los conductores profesionales. 

  • Políticas integradas y cooperación internacional

Por último, el documento hace alusión a la importancia de la comunicación y alineación a nivel de seguridad vial no solo con otros ámbitos sociales y políticos para los ciudadanos, sino también entre los distintos países del ámbito europeo:

  • Integrar la seguridad vial con otras políticas.
  • Crear grupos de trabajo internacionales que compartan objetivos y que realicen un seguimiento a nivel global. 
  • Fomentar el rol del Consejo Superior de Tráfico, Seguridad Vial y Movilidad Sostenible.
  • Elevar el papel de las Jefaturas Provinciales de Tráfico e implicarlas en mayor medida. 

 

La movilidad sostenible es un escenario común hacia el que transitamos todos los países, si bien lo hacemos a ritmos diferentes. Aún así, es importante ser constantes y avanzar, poco a poco, a pasos más grandes. Por ejemplo, apostar por fórmulas de movilidad alternativa más ecológicas que la gasolina y el diésel ya es posible gracias a la conversión de vehículos a GLP, una opción que, además, es realmente económica. 

El objetivo es dirigir a la sociedad hacia este tipo de prácticas seguras y sostenibles, que serán clave para desarrollar un modelo de movilidad conectada, segura y sostenible en los próximos años.