Una de las máximas que siempre hemos defendido desde ASTRAVE es la concepción errónea de apostar únicamente por una sola tecnología de movilidad. En este caso, la Unión Europea y, por consiguiente, España, han centrado sus esfuerzos y la mayoría de sus recursos en los coches eléctricos. Sin embargo, parece que la unanimidad que antes había ya no es tan acentuada.
Algunos de los países que han defendido tradicionalmente la electrificación de los vehículos empiezan a darse cuenta de que apostar solo por esa tecnología es un error. Y no por la tecnología en sí, que es un pilar fundamental para la movilidad sostenible del futuro, sino por la incapacidad de afrontar las necesidades que genera con los recursos de los que disponemos.
Otro signo que evidencia esta realidad es la decisión de las propias marcas de automoción. Resulta significativo, por ejemplo, que marcas como BYD, que aterrizaron en nuestro mercado como marcas de vehículos 100% eléctricos, ya estén comercializando vehículos híbridos enchufables.
El hidrógeno recupera fuerza
Hace varios años, comenzó a sonar el hidrógeno como posible alternativa para conformar la movilidad sostenible del futuro. La apuesta única por la electrificación eclipsó esta posibilidad, que requiere una capacidad de inversión y recursos mucho mayor. Sin embargo, volvemos a percibir cómo regresa a los planes de movilidad con cierta rapidez.
La Unión Europea ya ha comenzado a recular y a abrir el abanico al hidrógeno como combustible alternativo, lo cual evidencia por dónde va a ir el mercado y el sector en los próximos años. Ahora, parecen reconocer que los coches eléctricos, por sí solos, no son suficientes para conseguir los objetivos de sostenibilidad y descarbonización del transporte propuestos.
Por este motivo, parecen estar recuperando la posibilidad de invertir en proyectos destinados al desarrollo de pilas de hidrógeno, de forma paralela y alternativa a los coches eléctricos.
Hidrógeno: un crecimiento cada vez más patente
En este punto, cabe destacar algunos de los datos aportados por la Agencia Internacional de la Energía (IAE). En todo el mundo, el número de vehículos eléctricos de pila de combustible de hidrógeno se ha incrementado un 40% solo en 2022 frente a 2021. Un crecimiento que pone de manifiesto que el hidrógeno es un complemento perfecto de los coches eléctricos.
Asimismo, según el informe Clean Hydrogen Monitor 2023 elaborado por Hydrogen Europe, el número de camiones propulsados por hidrógeno aumentó en un 75% en ese mismo año en Europa.
De hecho, el transporte pesado está llamado a ser el gran beneficiado del desarrollo del hidrógeno como combustible alternativo. Es un sector que, pese a su importancia en el PIB de nuestro país y de la Unión Europea, encuentra dificultades en el campo de la electrificación.
Por este motivo, impulsar proyectos de hidrógeno puede ser una solución clave para descarbonizar los vehículos pesados. Un desarrollo que, posteriormente, se trasladará a los vehículos de carácter particular, como los turismos.
Sin embargo, en este aspecto, España sigue a la cola entre los países europeos porque aún no cuenta con la infraestructura necesaria para trasladar la producción de hidrógeno a los turismos.
En cualquier caso, la estrategia de diversificación de tecnologías en lo que respecta a la movilidad sostenible es cada vez más clara en la Unión Europea. El problema está en que hemos desaprovechado unos cuantos años de desarrollo e innovación en una carrera que no tiene vuelta atrás.
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