Tras varios meses de parón debido al clima de inestabilidad política que impera, el Ministerio de Transportes ha retomado el proyecto de Ley de Movilidad Sostenible para su tramitación parlamentaria a lo largo del año. Por tanto, es interesante analizar cuáles son los cambios más importantes que se han introducido, o que se han planteado, durante los últimos meses. 

A mediados del mes de febrero, el Consejo de Ministros retomaba este proyecto, dando luz verde al siguiente paso. En realidad, no ha habido grandes cambios con respecto al texto que se planteó a finales de 2023, pero, tres meses después, han surgido nuevas demandas y necesidades que podrían alterar el tablero. Además, el texto está abierto a posibles cambios, y a continuación vamos a analizar algunos de los que más han sonado estas últimas semanas.

Por otro lado, no hay mucho margen de maniobra para tramitar esta ley, puesto que debe estar promulgada antes del 31 de diciembre de 2024. Esta es una de las condiciones para que España reciba la 7ª entrega de los fondos europeos de resiliencia. 

 

Los 4 grandes objetivos de la Ley de Movilidad Sostenible

El texto propuesto para su aprobación incluye un total de 4 grandes objetivos para incentivar una mayor sostenibilidad en la movilidad:

Movilidad como derecho básico

Uno de los objetivos clave de este proyecto de ley es que se reconozca la movilidad como un derecho de las personas. Es decir, se buscaría contar con un sistema de transporte que garantice la libre movilidad de personas para ejercer actividades como el trabajo, y siempre bajo el marco competencial correspondiente. 

Es decir, no se trata de que el Estado adquiera competencias comunitarias, sino de mejorar la comunicación y la colaboración entre organismos públicos y administraciones. 

Descarbonización

En línea con las directrices que marca la Unión Europea, otro de los principales factores que motivan esta nueva ley es la descarbonización del transporte. Reducir el número de transportes innecesarios al máximo para buscar la mayor eficiencia y, con ello, disminuir las emisiones contaminantes, es otra de las fortalezas más relevantes. 

En este apartado entrarían todas las medidas encaminadas hacia las Zonas de Bajas Emisiones o el incentivo del transporte compartido o público. Y, en caso de mantener la movilidad privada, abogar por tecnologías menos contaminantes. Esto, además, no solo ayuda a descongestionar las grandes ciudades y a mejorar la calidad del aire, sino que es un ahorro a largo plazo. 

Innovación y tecnología 

La digitalización y la tecnología también han llegado al ámbito del transporte, y otra de las líneas de acción del nuevo proyecto de Ley de Movilidad Sostenible va en esa línea. Para ello, se erige como uno de los mayores retos la capacidad de reunir, sintetizar y analizar todos los datos que permitan tomar decisiones más estratégicas y coherentes. 

Aumento de la inversión en servicios

Por último, el cuarto gran objetivo del proyecto de Ley de Movilidad Sostenible pasa por la creación de un sistema nacional de movilidad sostenible, que no solo garantice este derecho en las ciudades más amplias, sino también en las zonas rurales, donde las opciones de movilidad se reducen. 

Es más, la coordinación entre las entidades locales y las estatales en materia de movilidad no se ha caracterizado, hasta ahora, por su agilidad. Con este nuevo proyecto, se espera revertir esa situación y mejorar la eficiencia que supone el coste de las infraestructuras. 

 

¿Qué posibles cambios y novedades se podrían introducir en la Ley de Movilidad Sostenible?

El propio ministro de Transportes, Óscar Puente, se ha mostrado abierto a sugerencias y cambios futuros en la Ley de Movilidad Sostenible durante su proceso de tramitación. Pero, ¿cuáles son algunas de las modificaciones que podrían introducirse en este proyecto de ley?

  • Billete único de transportes. Son varias las organizaciones y entidades que han suscrito la propuesta de crear un billete único de transporte, que permita el desplazamiento por cualquier ciudad o comunidad autónoma para evitar, precisamente, la inaccesibilidad de muchas personas a ese derecho.
  • Ampliación de las Zonas de Bajas Emisiones. Otra de las propuestas que sobrevuela a esta nueva ley es la posibilidad de ampliar la obligatoriedad para llevar a cabo determinadas acciones en las Zonas de Bajas Emisiones. Así, en lugar de establecer en 50.000 habitantes el umbral para ello, se podría reducir a 20.000, que, hasta ahora, se contempla como obligatorio solo en episodios de alta contaminación. Algunas entidades, incluso, van más allá, y plantean la posibilidad de efectuar restricciones al tráfico en las ciudades de más de 10.000 habitantes.
  • Planes de transporte sostenible por parte de las empresas. Otra de las enmiendas que se pueden plantear es la de rebajar el tamaño de las empresas que están obligadas a implementar planes de transporte sostenible a sus empleados. 
  • Pago por uso. FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) apuesta por imponer un modelo de pago por uso de las infraestructuras de transporte. Esta misma organización propone también la planificación conjunta del sistema de transportes, así como un análisis independiente de las infraestructuras para establecer las mejoras necesarias. 

 

Habrá que esperar para conocer el texto definitivo de la Ley de Movilidad Sostenible, aunque todo apunta a que el rumbo que ha tomado Europa es el que regirá la normativa en España. Por lo tanto, la movilidad sostenible es una realidad cada vez más consolidada que requiere un cambio de hábitos y de percepción de toda la sociedad en su conjunto. 

Entre las acciones que se deberían plantear para avanzar en la misma dirección y de forma más rápida destaca la diversificación de opciones de transporte alternativo y sostenible que ya existen. Así, mientras se terminan de desarrollar las tecnologías del futuro, es posible disminuir paulatinamente las emisiones contaminantes y agilizar la consecución de los objetivos planteados.