Si hay una tendencia que ha irrumpido fuertemente en el tejido económico, político y social es la movilidad sostenible. De eso no cabe ninguna duda; la cuestión es qué implicaciones tendrá a nivel práctico y cómo se materializará la consolidación de la movilidad sostenible durante los próximos años. Todas estas dudas se reflejaron durante la celebración de Global Mobility Call, un evento en el que se puso de manifiesto cómo deben actuar los distintos países para lograr su objetivo común: extender la cultura de la movilidad sostenible y hacer que esta perdure en el tiempo.
Durante el mes de junio se ha celebrado Global Mobility Call, el primer congreso de movilidad sostenible del mundo. En él se han dado cita las empresas, entidades y organizaciones más relevantes con el objetivo de analizar y poner en común todas las acciones que se deben llevar a cabo para avanzar hacia la descarbonización a través de la movilidad sostenible.
El propio concepto engloba múltiples implicaciones, si bien entendemos por “movilidad sostenible” el conjunto de acciones necesarias para implantar nuevas fórmulas más eficientes, efectivas y respetuosas con el medioambiente en movilidad y en todo lo relacionado con ella, tanto a nivel industrial como energético, tecnológico y digital.
Tras la celebración del congreso, quedaron patentes todas las tendencias que marcarán la próxima década y que irán encaminadas hacia el objetivo común de conseguir una movilidad más eficiente y “limpia”. A continuación, analizamos las tendencias de mayor calado que afectarán a la sociedad, tanto a nivel individual como colectivo, en lo que a movilidad se refiere.
Transporte intermodal y multimodal
Ambos conceptos se repitieron con frecuencia durante este evento, y es que ambos se consolidan como grandes tendencias en el ámbito de la movilidad. Pero, ¿a qué se refiere cada uno de ellos?
El transporte intermodal es aquel en el que intervienen, como mínimo, dos modos de transporte integrados en una misma cadena, de forma que se utiliza una vía conectada de transporte. Esto permite más facilidad a la hora de transportar mercancías diferentes en un mismo contenedor, por ejemplo, reduciendo tiempo de transporte y gastos.
Por su parte, el transporte multimodal requiere la implicación de varios tipos de vehículo para transportar diferentes mercancías sin que se produzca una ruptura de cargas, lo que exige una importante coordinación entre todos los intervinientes.
Se trata de una modalidad más compleja que el transporte intermodal en la que la planificación es fundamental, pero permite programar entregas mucho más a largo plazo, de mercancías más pesadas y reduciendo costes. Por otra parte, se reduce el riesgo de error, puesto que la planificación es mucho más precisa y exacta, así como la implicación de todas las partes.
Ambas formas de movilidad ganan peso en el ámbito del transporte profesional e industrial, pues contribuyen a reducir el impacto medioambiental y los costes de transporte. No obstante, requieren una importante coordinación que, hoy en día y con el transporte individualizado, no se produce.
Transporte rural
Otra de las claves que se puso de manifiesto durante el Global Mobility Call fue la necesidad de ampliar la red de transportes en áreas rurales, pero haciéndolo de manera que no sea contaminante y perjudicial para el entorno. El reto, en este sentido, está en encontrar un equilibrio entre volumen de transportes, eficiencia e interconexión entre las zonas más rurales y las urbanas.
Alternativas de movilidad como los vehículos propulsados por GLP, que resultan mucho más económicos, son una forma de reforzar la red de transporte que une pueblos y ciudades. De hecho, en la sociedad en la que vivimos hoy en día, esta falta de transporte implica una brecha importante en el acceso a determinados recursos que deben desaparecer. Asimismo, es necesario encontrar fórmulas que alivien a sectores como la logística, imprescindible pero con gran incertidumbre debido a la volatilidad actual en el precio de los combustibles y en la fabricación de vehículos.
Descarbonización
El gran objetivo europeo es avanzar hacia la descarbonización total, algo que también se ha recalcado durante el congreso de movilidad sostenible. Pero, para que esta intención se transforme en una realidad, es necesario un cambio de concepción y un incremento notable de la inversión en tecnologías que permitan transitar hacia este modelo.
La apuesta única por el vehículo eléctrico no supone más que una barrera para avanzar hacia la descarbonización, objetivo al que se puede llegar de forma más segura descentralizando la inversión y abogando por más de una tecnología exclusiva. Así, en el caso del transporte, no es realista pensar que es posible pasar de los vehículos de combustión a los eléctricos de la noche a la mañana.
Para conseguir que el transporte se descarbonice, es imprescindible ofrecer alternativas factibles a los usuarios. Es el caso de los vehículos de gas, cuya contaminación es mucho menor y se postulan como fórmulas de movilidad viables en la actualidad, aunque con un potencial aún por explotar.
Transformación industrial
De la misma forma que sucede con el ámbito de la automoción, es necesario buscar tecnologías sostenibles y eficientes que permitan un buen desarrollo industrial sin que ello suponga una alta contaminación. El hidrógeno es uno de los pilares energéticos sobre los que se está trabajando hoy en día en nuestro país, y sin duda puede convertirse en el gran aliado no solo para la automoción, sino para la industria en general, de cara a lograr un futuro sostenible y libre de residuos contaminantes.
En definitiva, las dudas sobre si avanzar o no hacia un panorama sostenible están más que disipadas. La cuestión, ahora, es analizar cómo se puede llevar a cabo y cuál es la estrategia más adecuada para no comprometer la estabilidad del proyecto europeo de neutralidad climática. Y, sin duda, el bioGLP y el hidrógeno tienen mucho que decir en este sentido.
Información interesante, gracias.