A pesar de que todo parecía indicar que al sistema actual de etiquetas de la DGT le quedaban los días contados, la realidad ha cambiado. La Ley de Movilidad Sostenible se ha aprobado, finalmente, sin incluir la parte que especificaba la obligatoriedad de revisar las etiquetas ambientales. Es decir, con la versión final de la ley, no se realizarán cambios obligatorios en las etiquetas de la DGT.
La eliminación de esta obligatoriedad surge tras aceptar una de las enmiendas introducidas por la oposición en el Senado, una de las condiciones para que el proyecto legislativo saliera adelante. En este artículo te contamos qué implica y cuáles son los posibles escenarios.
Un mensaje claro para los conductores: las etiquetas actuales siguen en vigor
La principal consecuencia de esta decisión es sencilla de entender: las etiquetas medioambientales que ya existen (B, C, ECO y CERO) continúan siendo plenamente válidas, sin modificaciones inmediatas ni cambios retroactivos. Esto ofrece tranquilidad a millones de conductores que, en muchos casos, tomaron decisiones de compra basadas, precisamente, en la posesión de una etiqueta concreta, especialmente en el caso de la etiqueta ECO.
En los últimos años, esta categoría se ha convertido en una opción muy popular entre quienes buscaban una solución intermedia. Es decir, un vehículo más eficiente y menos contaminante que los tradicionales de combustión, pero sin depender exclusivamente de la recarga eléctrica. Híbridos no enchufables, microhíbridos, coches de gas (GLP y GNC) y algunos híbridos enchufables forman parte de esta tipología que ha permitido reducir emisiones y consumo en entornos urbanos, especialmente en tráfico denso.
Mantener este sistema, al menos de momento, aporta seguridad jurídica y estabilidad al mercado. Alterarlo de manera precipitada habría supuesto un problema importante tanto para los usuarios particulares como para empresas, autónomos y flotas profesionales. Y, sobre todo, habría generado importante confusión, que es uno de los motivos por los que se ha aceptado la supresión de la obligatoriedad en la ley.
La etiqueta ECO, una herramienta clave para la transición
Uno de los argumentos más sólidos para mantener la etiqueta ECO es su papel como elemento de transición. No todos los conductores, ni todas las regiones, pueden adaptarse al mismo ritmo al vehículo 100 % eléctrico. Aspectos como el precio de compra, la falta de infraestructura de recarga en zonas rurales o el uso intensivo profesional hacen que el cambio deba ser más gradual.
En este contexto, los vehículos con etiqueta ECO han demostrado ser una alternativa eficaz por cuatro motivos principales:
- Reducen las emisiones frente a los motores de combustión.
- Permiten a los vehículos acceder a las ZBE.
- Son más accesibles económicamente que muchos eléctricos puros, sobre todo, los que consiguen la etiqueta con la transformación a GLP.
- Se adaptan mejor a la realidad de muchos usuarios.
Gracias a esta etiqueta, miles de personas han podido acceder a ventajas como descuentos en aparcamiento regulado, beneficios fiscales, mayor libertad de circulación en episodios de alta contaminación o acceso garantizado a las Zonas de Bajas Emisiones.
Eliminar o restringir en exceso esta categoría podría suponer un freno a la renovación del parque móvil, que en España sigue siendo uno de los más envejecidos de Europa, con una edad media superior a 14 años.
Qué deben tener en cuenta los conductores de vehículos ECO
Mientras no haya una modificación legal concreta, los conductores con etiqueta ECO deben saber que:
- Su distintivo sigue siendo válido en todo el territorio nacional.
- Las normas de acceso a ZBE continúan basándose en la clasificación vigente.
- No necesitan cambiar la pegatina ni actualizar ningún documento.
- No habrá pérdidas de derechos ya adquiridos a corto plazo.
En el caso de quienes estén valorando la compra de un vehículo con etiqueta ECO, el panorama sigue siendo, en términos generales, estable. Es previsible que cualquier cambio futuro, si llega a producirse, incluya períodos transitorios largos y medidas progresivas de adaptación.
Por eso, la conversión a GLP sigue siendo una de las mejores alternativas para los conductores de vehículos gasolina EURO 4 o diésel EURO 6. Estos vehículos pueden conseguir la etiqueta ECO con la transformación a GLP, sin necesidad de gastar más dinero en la compra de uno nuevo.
Las Zonas de Bajas Emisiones seguirán usando estas etiquetas
Otro punto relevante es que la inmensa mayoría de ordenanzas municipales sobre Zonas de Bajas Emisiones utilizan las etiquetas de la DGT como criterio base. Cambiar estas etiquetas sin un marco alternativo claro supondría un enorme reto administrativo para los ayuntamientos, que tendrían que modificar normativas, señalización, sistemas de control y campañas informativas. Todo ello en un contexto en el que, todavía, hay muchos que no han implementado la norma que les obliga a incluir, al menos, una ZBE.
La continuidad de las etiquetas actuales permite que las ciudades mantengan sus planes de movilidad con mayor coherencia y previsibilidad. Esto es especialmente importante para repartidores, profesionales del transporte ligero, servicios técnicos, sanitarios y de asistencia, muchos de los cuales utilizan vehículos con etiqueta ECO. Y, también, para los conductores de vehículos en ciudades como Madrid, donde las restricciones siguen aumentando año tras año. De hecho, la capital española ha anunciado que, a partir de 2026, el impuesto de circulación se calculará según la etiqueta de cada vehículo.
Tranquilidad para los usuarios ECO
El mensaje principal es claro: la etiqueta ECO no desaparece, ni pierde validez, ni será modificada a corto plazo por la nueva Ley de Movilidad Sostenible. Al contrario, sigue siendo un pilar fundamental del modelo actual de movilidad sostenible en España.
Su existencia responde a una realidad incontestable. El camino hacia una movilidad libre de emisiones debe ser gradual, inclusivo y adaptado a las circunstancias de cada persona y cada territorio. La etiqueta ECO representa, precisamente, ese puente necesario entre el presente y el futuro.
Mientras no exista una nueva normativa que lo establezca de forma expresa, los conductores pueden seguir confiando en su distintivo medioambiental, utilizando sus vehículos con normalidad y planificando sus desplazamientos sin miedo a cambios repentinos.
La transición ecológica es un objetivo común, pero requiere equilibrio, realismo y seguridad. Y, al menos por ahora, la continuidad de la etiqueta ECO contribuye a eso.
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