El coche eléctrico es una de las principales tecnologías de movilidad sostenible de cara a los próximos años; eso es una realidad. Sin embargo, también es un hecho que no consiguen consolidarse en el mercado español hasta el momento. Algunos expertos apuntan al elevado precio como el principal hándicap, pero, ¿es ese el único obstáculo del los coches eléctricos?
La proliferación de los vehículos eléctricos está siendo desigual en toda Europa. Según la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), los países con mayor cuota de vehículos eléctricos en 2024 fueron Dinamarca (51,5%), Malta (37,7%), Suecia (35%), Países Bajos (34,7%) y Finlandia (29,5%).
Además, destaca el caso de Noruega, donde casi el 89% de los vehículos nuevos que se matriculan son eléctricos. En España, la cuota se sitúa entre el 5 y el 6%, aproximadamente, y se ha registrado un ligero descenso frente al año anterior.
En este escenario desigual, es interesante analizar cuáles son las causas que impiden que el vehículo eléctrico se consolide en España igual que en otros países europeos. A continuación, explicamos las principales causas.
Coches eléctricos: ¿Qué problemas hay en España?
Aunque los vehículos eléctricos (VE) han ganado terreno en España en los últimos años, su adopción ha sido más lenta en comparación con otros países europeos. Estas son algunas de las razones más evidentes:
1. Infraestructura de recarga insuficiente
España tiene menos puntos de recarga por habitante y por kilómetro cuadrado que países como Noruega, Alemania o los Países Bajos. La falta de cargadores rápidos y bien distribuidos dificulta la confianza de los usuarios para realizar viajes largos con un vehículo eléctrico.
Además, el despliegue de puntos de recarga públicos en comunidades rurales o áreas menos densas es limitado.
2. Precio elevado
A pesar de que se observa una ligera disminución en los precios de los coches eléctricos, todavía siguen siendo bastante más caros que los vehículos de combustión.
En países como Noruega, los incentivos fiscales y exenciones de impuestos han reducido enormemente esta diferencia, mientras que en España los incentivos como el Plan Moves no resultan suficientes para impulsar la venta de vehículos eléctricos, puesto que el poder adquisitivo medio no es lo suficientemente elevado.
Además, la percepción del coste-beneficio a largo plazo (por ahorro en combustible y mantenimiento) no siempre está clara para los consumidores.
En este sentido, frente a lo que muchas personas piensan, el precio no es la única limitación en la decisión de comprar un coche eléctrico. Según un estudio elaborado por Europcar Mobility Group, el 54% de las personas seguiría optando por un vehículo de combustión aunque el precio se igualase con el de los eléctricos.
3. Incertidumbre regulatoria
España ha tenido cierta falta de claridad y consistencia en cuanto a las políticas de movilidad eléctrica. Aunque se están implementando regulaciones a favor del VE, como las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) obligatorias en ciudades desde 2023, la percepción de los usuarios es que las modificaciones no son inmediatas ni suficientemente fuertes para justificar el cambio.
En contraste, otros países europeos sí han implementado prohibiciones mucho más claras a los vehículos de combustión interna, lo que, sumado al conjunto de ayudas y bonificaciones, incentiva el cambio.
4. Autonomía limitada
Otro de los obstáculos que los usuarios encuentran a la hora de comprar un vehículo eléctrico es la autonomía.
Cabe destacar que los modelos eléctricos gozan de una autonomía cada vez mayor, pero sigue generando dudas entre los usuarios.
Sobre todo, por la falta de puntos de recarga rápida a lo largo de toda la geografía para paliar esa diferencia de autonomía frente a los vehículos de combustión.
5. Red eléctrica y generación de energía
Aunque España tiene una buena capacidad para generar energía renovable (eólica y solar), la integración con la infraestructura eléctrica para soportar una carga masiva de VE todavía no está optimizada.
Como decíamos antes, no solamente se trata de disponer de más puntos de recarga, sino que lo que los usuarios demandan es que sean de carga rápida. De nada sirve parar a recargar el coche si tarda varias horas en recuperar la autonomía.
6. Falta de incentivos atractivos
Países líderes en movilidad eléctrica, como Noruega o Suecia, han ofrecido beneficios muy atractivos: exención de peajes, reducción de la carga impositiva, estacionamiento gratuito, y hasta carriles exclusivos en autopistas.
En España, aunque hay incentivos como subvenciones directas, estos no siempre son tan ventajosos ni están implementados de forma ágil.
7. Mercado de segunda mano limitado
En España, muchas personas dependen del mercado de segunda mano para comprar vehículos, y el mercado de vehículos eléctricos usados es todavía muy reducido, lo que limita el acceso para los consumidores con presupuestos más bajos.
En definitiva, la penetración de los vehículos eléctricos irá en aumento a lo largo de los próximos años, pero no será la única tecnología de movilidad sostenible que se sustentará. De hecho, España es uno de los países donde otras alternativas, como los vehículos de hidrógeno, tienen más potencial, debido a su buena situación en lo que se refiere a la generación de energías renovables y de producción de hidrógeno.
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