El buen mantenimiento de los vehículos es un proceso de carácter continuado muy necesario para prolongar al máximo su vida útil y conseguir un óptimo funcionamiento en todo momento. De nada sirve comprar un coche nuevo con múltiples prestaciones si no se optimiza todo el rendimiento que ofrece a largo plazo. En este artículo te damos algunas claves para exprimir al máximo el potencial de tu vehículo gracias a un buen mantenimiento.

Según un análisis llevado a cabo por la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos, la vida útil de un coche puede ser de hasta 12 años aproximadamente, cifra que se puede alargar hasta 20 años en función de los kilómetros que tenga. Lo cierto es que esta puede ser una estimación estándar, aunque la longevidad de un vehículo depende de las buenas prácticas que lleves a cabo durante su vida útil.

Asimismo, un mantenimiento periódico contribuye a atajar cualquier problema o incidencia a tiempo, evitando daños que generen una remisión en su funcionamiento. Por lo general, no solemos poner atención en el mantenimiento del vehículo hasta que surge algún problema o salta uno de los indicadores. De hecho, es habitual que, al comprar un coche nuevo, pensemos que nunca le va a pasar nada precisamente porque es nuevo. Incluso puede darse el caso de que lleves a cabo ciertas acciones que puedan estar desgastando tu coche sin ser consciente de ello.

Para minimizar el riesgo de sufrir averías que acorten la vida de tu vehículo es fundamental realizar un buen mantenimiento del mismo. Pero, ¿sabes cómo puedes asegurarte de ello? A continuación, te damos 7 consejos para alargar el tiempo de funcionamiento de tu coche y mantenerlo en perfecto estado.

Infografía mantenimiento coche

Mantenimiento del vehículo: las 7 claves principales

  1. Revisa la presión y el estado de los neumáticos

Esto no solo es importante para mantener el vehículo, sino que es una cuestión de seguridad. Como sabes, hay ciertos aspectos relacionados con los neumáticos a tener en cuenta. En primer lugar, controlar la presión. Cada coche tiene un nivel óptimo de presión en función del peso, y suele estar indicado en la puerta del conductor. Trata de mantener siempre la presión en el nivel indicado para reducir el riesgo de pinchazos.

También es importante fijarse en el dibujo de los neumáticos, imprescindible para que la goma no se deslice por la carretera. Lo ideal es que el grosor del dibujo no sea inferior a 1,6 milímetros. Por último, lo más recomendable es alternar los neumáticos de invierno y los de verano en la época correspondiente. Las ruedas de invierno tienen más cantidad de goma natural, lo que les confiere más flexibilidad a temperaturas bajas. Además, la rodadura de los neumáticos de invierno es más profunda, lo que garantiza un mejor agarre en caso de que nieve.

  1. Cambia el aceite cuando sea necesario

El aceite es un lubricante necesario para que el motor sufra menos, pero también es un conductor de partículas nocivas hacia el filtro. No solo es necesario comprobar el nivel de aceite, sino también la viscosidad y el color del mismo, pues nos puede indicar si ya está muy gastado o si todavía puede aguantar más tiempo. Además, debes tener en cuenta que no todos los motores requieren el mismo tipo de aceite, así que busca el que sea más adecuado para tu vehículo.

  1. Ten controlado el estado de la batería

La batería es una de las piezas fundamentales en cualquier vehículo para que este arranque y circule sin problemas. Su revisión debe ser periódica, aunque de manera más incisiva durante los meses de invierno, puesto que el frío suele hacer sufrir más a la batería. En este sentido, lo óptimo sería mantener el coche a cubierto en lugar de dejarlo a la intemperie. Si esto no es posible, puedes optar por cubrirlo con una lona, aunque la protección no es la misma.

Es aconsejable también chequear el estado de carga de la batería, puesto que el indicador solo salta cuando está demasiado baja. Para ello deberás contar con un polímetro o multímetro, herramientas indispensables para medir el voltaje de la misma. Asimismo, para obtener una medición más fiable, es mejor medir la carga de la batería habiendo conducido unos 40 minutos previamente. En cualquier caso, es aconsejable revisar la batería, como mínimo, una vez al año.

  1. Controla los frenos

Todos los componentes de los vehículos son importantes para que éstos funcionen, puesto que actúan como un engranaje perfecto. Pero, si hay un elemento indispensable para la seguridad, son los frenos. No te puedes permitir circular con los frenos desgastados, puesto que ello podría suponer un problema importante. Para ello, es conveniente revisar los discos, las pastillas y los hidráulicos, así como cambiar el líquido de frenos aproximadamente cada año y medio o dos años.

  1. Comprueba los filtros

Mantener en buen estado los filtros del coche es clave para evitar que se acumule demasiada suciedad o partículas nocivas que reduzcan la vida útil del motor. Así, deberás revisar periódicamente los filtros de aceite, el del aire y el del combustible, así como cualquier otro filtro o sistema de ventilación incorporado en el coche.

  1. Atento a la correa de distribución

Lo primero que debes saber es si tu coche cuenta con correa o con cadena de distribución. Si tiene cadena de distribución, es menos probable que necesites cambiarla, puesto que tiene mucha más robustez y resistencia. En cambio, si tienes correa de distribución, es imprescindible asegurarte de que está en buen estado, y cambiarla si fuera necesario. La correa de distribución es el elemento que sincroniza el movimiento del cigüeñal con el del árbol de levas, favoreciendo la apertura de las válvulas sin que sean golpeadas por los pistones.

  1. Revisa todos los líquidos

El aceite y el líquido de frenos no son los únicos líquidos de los que dispone el motor habitualmente. También debes revisar que haya suficiente líquido para el limpiaparabrisas (para alargar la vida del motor, utiliza líquidos específicos para tal fin en lugar de una mezcla de agua y jabón), y el líquido refrigerante. En caso de que tengas que rellenarlos, siempre es preferible esperar a que el motor esté frío.

Estas no son las únicas acciones que puedes llevar a cabo para prolongar la duración y el rendimiento de tu vehículo. Es importante también atender a cuestiones como el mantenimiento de las escobillas del limpiaparabrisas, evitar hacer maniobras bruscas o pisar en exceso el embrague para no desgastarlo. No obstante, lo más aconsejable es realizar una revisión anual en tu taller de confianza, a fin de asegurarte de que tu vehículo está en perfecto estado todos los años, en lugar de esperar a que salte algún indicador.

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