A lo largo de los últimos años, y debido a la creciente preocupación por la sostenibilidad, se han acuñado múltiples términos relacionados con esta en todos los sectores. También, por supuesto, en el del transporte. Sin embargo, la asociación de ideas en algunos de ellos está cambiando cada vez más ante el surgimiento de nuevas fórmulas de movilidad sostenible. 

Seguramente habrás oído hablar del concepto de “ecomovilidad”, un término con el que se define al conjunto de tecnologías de movilidad más sostenibles que existen. De hecho, si atendemos a la propia definición de la Real Academia de la Lengua Española, “eco” implica, en sí mismo, respeto al medio ambiente. Es decir, si traducimos literalmente la palabra “ecomovilidad”, podemos definirla como el conjunto de fórmulas de movilidad respetuosas con el medio ambiente.

En cambio, la asociación de ideas mayoritaria que tienen muchos usuarios sobre el término ecomovilidad les lleva, directamente, a pensar en vehículos eléctricos. Sin embargo, un vehículo eléctrico no es, ni de lejos, la única fórmula de ecomovilidad que existe. De hecho, si vamos un paso más allá, es interesante fijarse en cómo ha evolucionado el interés de los usuarios por cada término.

En el último año, las búsquedas sobre “vehículo eléctrico” han superado, con creces, a las de “ecomovilidad”. Sin embargo, la tendencia es decreciente en el primer caso y creciente en el segundo, hasta el punto de que la previsión es que “ecomovilidad” supere a “vehículos eléctricos” en breve.

ecomovilidad

Fuente: Google Trends

 

¿Por qué este cambio?

El principal motivo por el que se está produciendo este cambio de tendencia es que los usuarios están cada vez más informados acerca de las opciones de ecomovilidad y movilidad sostenible que hay en el mercado, y son conscientes de que no se reducen solo a los coches eléctricos. 

Tanto para transporte público como privado, existen numerosas opciones en el mercado que conviene conocer ante la sustitución que se irá produciendo, de manera progresiva, hacia tecnologías de movilidad sostenibles. 

Por otro lado, es fundamental tener en cuenta que, ahora mismo, estamos en un proceso de divulgación y concienciación. Es decir, las personas son cada vez más conscientes de lo importante que es apostar por la sostenibilidad, pero necesitan más información acerca de por qué, cómo hacerlo y cuáles son todas las alternativas para ello. 

A día de hoy, hay pocas que estén lo suficientemente desarrolladas como para que se puedan masificar. Sin embargo, las perspectivas de futuro plantean un panorama con diferentes opciones a tener en cuenta.

 

Los residuos eléctricos, una creciente preocupación

Otro gran problema que tienen los vehículos eléctricos es lo que denominamos “contaminación asociada”. En este caso, debido al difícil reciclaje que tienen la mayoría de las baterías de litio que se emplean para desplazar los vehículos eléctricos. 

No es que sea imposible reciclarlas, pero es realmente caro, y la masificación del parque automovilístico eléctrico podría generar un problema asociado importante si se acumulan baterías de litio sin reciclar a nivel masivo.

En este sentido, los usuarios también son cada vez más conocedores de este problema, lo que les lleva a barajar otras opciones de ecomovilidad antes de decantarse por una. 

 

El GLP, la opción de ecomovilidad de aplicación inmediata

Antes decíamos que la mayoría de tecnologías de movilidad sostenible se están trabajando para una implantación futura. Sin embargo, a día de hoy existen lo que se llaman “tecnologías de transición”, que son opciones que son mucho menos contaminantes que las tradicionales de gasolina y diésel, y que ayudan a reducir las emisiones nocivas en un porcentaje muy considerable. 

La más recomendable es el GLP, Gas Licuado de Petróleo, que supone un ahorro tanto en emisiones como en el bolsillo. ¿Por qué? Fundamentalmente, por dos razones:

  • Los vehículos que se desplazan con GLP emiten menos CO2 y menos partículas contaminantes que los de gasolina y diésel.
  • Repostar GLP es, a día de hoy, un 45% más barato que repostar combustible tradicional. 

Y, lo más importante en este caso, es que son de aplicación inmediata. Cualquier vehículo de gasolina que cumpla con la normativa EURO 3 o que esté matriculado a partir de 2001 puede incorporar un depósito de GLP en un taller especializado. Eso sí, para obtener la etiqueta ECO, el vehículo debe cumplir con la norma EURO 4 o estar matriculado después del año 2006. 

No obstante, estamos hablando de un sistema de movilidad que no perjudica al motor del vehículo, que se puede complementar con la gasolina (en los llamados sistemas bi-fuel), y que supone una reducción de emisiones nocivas y un ahorro importante de dinero. 

 

El hidrógeno, la clave para la ecomovilidad del futuro

Además de los vehículos eléctricos, hay otra tecnología de movilidad sostenible en la que se está trabajando y cuyas previsiones son realmente excelentes: el hidrógeno. Y es que los vehículos de hidrógeno no generan ningún tipo de emisión contaminante, ya que utilizan, básicamente, vapor de agua. 

De hecho, se está trabajando en proyectos que contemplan dos fórmulas distintas: como combustible único, y como fuente de alimentación para pilas de combustible. En este sentido, se combinarían dos tecnologías diferentes (electrificación e hidrógeno) para obtener vehículos que se desplacen aprovechando las ventajas de ambas.  

El repostaje del combustible fabricado a partir de hidrógeno sería muy similar al actual, si bien es cierto que es necesario una rápida implantación de puntos de suministro si queremos lograr el objetivo de descarbonización que plantean las instituciones europeas. 

Además de resolver el otro gran problema que, a día de hoy, tiene el hidrógeno, que es su coste de producción. Pese a ser el elemento más abundante del planeta, conseguir hidrógeno verde, actualmente, es todavía caro, al no disponer de la infraestructura necesaria para ello. 

No obstante, la inversión económica que están realizando los distintos países de la Unión Europea en el hidrógeno como tecnología de movilidad es indicativo del elevado potencial que tiene. Mientras tanto, lo más recomendable es optar por las tecnologías de transición, como el GLP, para reducir las emisiones contaminantes sin demora.