A medida que Europa y el mundo avanzan hacia objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones, no todos los sectores siguen el mismo ritmo. En el caso del transporte pesado y el transporte de mercancías por carretera, enfrenta a un reto significativo: ¿cómo reducir su huella de carbono sin comprometer la eficiencia operativa?

Mientras que la electrificación con baterías ya está transformando segmentos como el transporte urbano o los vehículos ligeros, el transporte pesado de larga distancia requiere soluciones distintas. En este escenario, el hidrógeno renovable se posiciona como una alternativa sólida y con gran potencial a largo plazo.

¿Por qué el hidrógeno es especialmente adecuado para el transporte pesado?

Los vehículos eléctricos de pila de combustible que utilizan hidrógeno como fuente de energía ofrecen ventajas específicas en operaciones logísticas de gran exigencia:

  • Autonomía elevada sin penalizar la carga útil, algo difícil de lograr con baterías, cuyo peso y volumen aumentan para alcanzar recorridos largos. 
  • Repostaje rápido, comparable al del diésel, lo que evita tiempos de inactividad prolongados.
  • Mejor comportamiento en trayectos largos y entornos fríos, donde las baterías pierden eficiencia.
  • Infraestructura más concentrada, con posibilidad de establecer estaciones estratégicas en corredores logísticos clave en lugar de electrificar toda la red.

Además, cuando se produce con fuentes renovables, el hidrógeno puede generar un impacto ambiental prácticamente nulo, ya que su único residuo en el vehículo es vapor de agua.

Cómo funciona la cadena de suministro del hidrógeno

Para que el hidrógeno se convierta en una solución viable a escala industrial, es necesario el desarrollo de una cadena de suministro segura, eficiente y escalable. Esta cadena comprende las siguientes fases:

1. Producción

El hidrógeno renovable se obtiene mediante electrólisis del agua, un proceso que separa las moléculas de agua en hidrógeno y oxígeno utilizando electricidad de origen renovable (solar, eólica, hidroeléctrica, etc.).

2. Almacenamiento

El hidrógeno puede almacenarse en estado gaseoso, comprimido a alta presión, o en estado líquido, en condiciones criogénicas. También se está trabajando en el desarrollo de soluciones como portadores líquidos o hidruros metálicos para aumentar la eficiencia del almacenamiento.

3. Distribución

Su transporte puede realizarse en camiones cisterna o, a largo plazo, mediante tuberías dedicadas (hidrogenoductos). En algunos casos, también es viable producirlo en el propio punto de consumo, por ejemplo, en estaciones de repostaje instaladas en centros logísticos.

4. Repostaje y uso en vehículos

Las estaciones de hidrógeno para transporte pesado están diseñadas para garantizar repostajes rápidos y seguros, adaptados a los volúmenes de uso de los operadores logísticos. Los vehículos transforman el hidrógeno en electricidad mediante una pila de combustible, sin emitir gases contaminantes ni partículas.

Una oportunidad para el tejido empresarial e industrial

El desarrollo de una economía del hidrógeno abre nuevas oportunidades para empresas de múltiples sectores: energía, logística, automoción, construcción de infraestructuras, mantenimiento industrial, etc.

Desde las asociaciones empresariales y desde la industria en general, es fundamental impulsar espacios de colaboración público-privada que aceleren la implantación de estas tecnologías, reduzcan los costes a través de economías de escala y garanticen la disponibilidad de hidrógeno renovable a precios competitivos para ayudar a sectores tan relevantes como el transporte pesado.

Además, el despliegue de infraestructuras de hidrógeno puede ser una palanca para generar empleo local, atraer inversión tecnológica y reforzar la soberanía energética.

La descarbonización del transporte pesado requiere soluciones específicas que respondan a sus características operativas. En este contexto, el hidrógeno ofrece una combinación única de autonomía, rapidez de operación y potencial de cero emisiones cuando se produce de forma renovable.

Aunque aún existen desafíos por resolver, como el coste, la infraestructura o la regulación, el hidrógeno representa una vía estratégica para avanzar hacia un transporte más limpio y eficiente, especialmente en los segmentos más difíciles de electrificar.

Ahora, lo más importante es seguir impulsando el conocimiento, la colaboración empresarial y el desarrollo de soluciones sostenibles que contribuyan a una movilidad más resiliente y competitiva.