¿Sabías que la forma en la que conducimos también es determinante para ahorrar o gastar más combustible? El consumo de carburante varía mucho en función del tipo de marchas que llevemos, la velocidad a la que cambiemos o los continuos acelerones y frenazos que demos. Para ayudarte a optimizar al máximo este consumo y, con ello, incrementar el ahorro económico de combustible, te damos cinco claves que te ayudarán a ser más eficiente.
El precio de los combustibles está experimentando, desde hace varias semanas, un incremento hasta ahora desconocido. Cuando hace un año nos llevábamos las manos a la cabeza por que el litro de gasolina o diésel estuviese a 1,50 euros, hoy en día ese precio nos parece una utopía.
Una solución inmediata e inamovible a este problema es transformar tu vehículo a GLP o Autogas, que es uno de los combustibles alternativos más económicos hoy en día, ya que su precio se mantiene por debajo de 1 euro el litro. Pero, mientras tanto, hay una serie de trucos y recomendaciones que puedes llevar a cabo a la hora de conducir para optimizar el consumo.
Aunque a priori puede no parecer tan importante, optimizar la conducción es una de las formas más rápidas de reducir el consumo de combustible y, por tanto, de ahorrar. De hecho, una conducción eficiente puede suponer un ahorro de entre el 6% y el 12% en carburante, según la Agencia Internacional de la Energía. En algunos casos y dependiendo del tipo de vehículo y su consumo, estamos hablando de ahorros que rondan los 100 euros anuales.
Atractivo, ¿verdad? Algunos fabricantes asesoran sobre las técnicas de conducción más óptimas para sus vehículos, y es que las mismas acciones pueden proporcionar distinto resultado en función del tipo de vehículo, la marca y el consumo. No obstante, hay una serie de consejos generales que contribuyen a optimizar la conducción y, con ello, ahorrar más combustible. A continuación, te damos las principales claves.
Controla la presión de los neumáticos
Es posible que te preguntes cómo influye el estado de las ruedas en el consumo de combustible, pero lo cierto es que son conceptos más relacionados de lo que parece. Si las ruedas no tienen la presión que necesitan, el vehículo necesitará más fuerza para desplazarse, lo que se traduce en un mayor consumo de combustible.
En cambio, si la presión es demasiado alta, la resistencia de rodadura bajará en exceso, lo que también supondrá un incremento en el consumo de carburante. Ten en cuenta que una parte importante del combustible que consume tu coche se destina a vencer la resistencia a la acción de rodar, para mantener el dibujo del neumático en el mejor estado posible.
Por ello es importante tener clara cuál es la presión recomendada para cada vehículo por el fabricante. Esta información suele venir indicada en uno de los laterales de la puerta del conductor, en la tapa del combustible o en el parasol del copiloto. No obstante, esta ubicación variará según cada marca.
Conduce en marchas largas
Más que mantener una velocidad constante, lo recomendable es conducir en marchas largas. La diferencia es sencilla. La conducción a velocidad constante, lo que comúnmente se conoce como “velocidad crucero”, es conveniente siempre que estés yendo en llano o cuesta abajo. Pero, si estás atravesando una carretera con pendiente ascendente, el efecto será el contrario, puesto que, para alcanzar la velocidad indicada, el coche necesitará más combustible.
En cambio, utilizar las marchas más largas que sea posible reduce el número de revoluciones a las que asciende el motor, y por tanto, reduce también la necesidad de gastar más combustible para continuar en marcha. Sin embargo, la conducción eficiente no se trata de conducir siempre en marchas largas, sino de hacerlo en la más larga dentro de lo que sea posible para no forzar la mecánica del coche y comprometer su durabilidad. Para evitarlo, los vehículos más recientes ya incorporan un indicador automático que define cuál es la marcha más adecuada en cada momento, para que sepas cuándo debes cambiarla.
Utiliza el freno motor
Cuando estés yendo cuesta abajo, levanta el pie del acelerador de forma leve y progresiva. Esta acción permite ahorrar consumo en momentos puntuales en los que el coche se aproveche de la propia inercia. Conducir con una marcha y no acelerar no requiere consumo de carburante, pero debes hacerlo adecuadamente. Es decir, no reducir bruscamente y no soltar el embrague de golpe para bajar la velocidad, sino hacerlo suavemente.
Anticípate para evitar los cambios bruscos
La anticipación en la conducción es clave. En primer lugar, por cuestiones de seguridad. Cuanta más precaución y anticipación tengas, mayor será tu capacidad de reacción para evitar problemas mayores. Pero, además, puede ayudarte a reducir el consumo de carburante, reduciendo las probabilidades de que tengas que realizar un cambio brusco de marcha.
Por ejemplo, si prevés que el semáforo se va a cerrar cuando te estés aproximando, no aceleres para intentar pasar, puesto que tendrás que frenar más bruscamente y eso supondrá un mayor gasto de combustible. En su lugar, ve reduciendo la velocidad progresivamente.
Convierte tu coche a Autogas GLP
Dejamos el consejo más importante para finalizar el artículo, y es que se trata de una decisión para ahorrar en combustible a largo plazo. Para que te hagas una idea, un vehículo propulsado por GLP puede ahorrarse entre un 45% y un 50% en carburante con respecto a uno de gasolina o diésel. Mientras estos combustibles tradicionales rondan 1,70-1,80 euros el litro, el GLP se mantiene en 0,90-0,95. Como ves, es una reducción muy importante.
Además, los vehículos que se convierten a GLP incorporan un depósito bi-fuel, en el que pueden utilizar la gasolina si el depósito de gas se vacía. Esto les proporciona mayor autonomía y, por tanto, pueden aguantar más tiempo sin repostar.
Y, sobre todo, transformar tu vehículo a GLP conlleva una serie de ventajas económicas y medioambientales trascendentales. De hecho, el ahorro no es solo en el pago del combustible, sino también en el pago de impuestos o en la tarifa por aparcamiento regulado.
Los coches GLP tienen etiqueta ECO, un distintivo medioambiental que certifica las bajas emisiones del vehículo. Además, los coches ECO pueden beneficiarse de descuentos muy relevantes para aparcar en las Zonas de Estacionamiento Regulado, a las que pueden acceder sin restricciones.
Algo similar sucede con el impuesto de circulación, que en algunas ciudades españolas está bonificado hasta en un 75% para los coches con etiqueta ECO. Por lo tanto, convertir tu vehículo en GLP es una inversión que puedes amortizar en poco tiempo y que, a la larga, se traducirá en un ahorro económico muy considerable.
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