La senda hacia la descarbonización y la neutralidad climática es incuestionable, y es un reto común a todos los sectores empresariales y a todas las personas que formamos parte de la sociedad. Sin embargo, el ritmo al que avanzamos hacia él no es el mismo en todos los ámbitos, porque las implicaciones de la transición son más complejas en unos sectores que en otros. 

Un claro ejemplo es el transporte y la movilidad, que, si bien es uno de los espectros en los que es más importante alcanzar esos objetivos, es, a su vez, uno de los más complejos. No solo por el peso tan relevante que juega en la economía de los países, sino porque hay dos vertientes que no tienen las mismas necesidades: el transporte profesional y el transporte particular siguen ritmos distintos y requieren más implicaciones educativas hacia los usuarios para realizar dicha transición. 

Desde hace varios años, la Unión Europea y, por consiguiente, las instituciones españolas, han fomentado de manera casi exclusiva la electrificación, haciendo ver que es la única alternativa de movilidad sostenible. Sin embargo, los problemas que se están sucediendo en diversos países europeos evidencian que la apuesta por una única tecnología no es recomendable ni, casi, posible. 

 

¿Cuál es el principal problema de apostar solo por los eléctricos?

La mayoría de países europeos, siguiendo las directrices marcadas por las instituciones políticas centrales, han mostrado una apuesta clara y exclusiva por el coche eléctrico. Una decisión que, ahora, evidencia numerosos problemas en algunos de los países. 

Países Bajos: los problemas en su red eléctrica

Uno de los países que más problemas está enfrentando relacionados con los coches eléctricos es Países Bajos. En las cuatro principales ciudades del país (Ámsterdam, La Haya, Rotterdam y Utrecht), se suceden los apagones cada poco tiempo, porque su red eléctrica no es capaz de abastecer la demanda de electricidad ocasionada por la recarga de los coches eléctricos. 

Actualmente, hay unos 450.000 coches eléctricos en Países Bajos, un número que las instituciones pensaban elevar en la próxima década. Sin embargo, la incapacidad para generar toda la electricidad necesaria hoy en día hace imposible que se pueda plantear como una solución de futuro. 

En este escenario, algunas autoridades han planteado medidas que, lejos de solucionar el problema, lo agravan. Por un lado, desconectar los puntos de recarga durante un período de tiempo cada día o incrementar su precio. Y, por otro lado, se habla de la posibilidad de restringir el tráfico al centro urbano. 

Alemania: el líder retrocede

Alemania es uno de los países europeos donde más coches eléctricos se han vendido hasta el momento, en gran parte, debido a las ayudas económicas que se proporcionaban para fomentar la compra de estos vehículos. Sin embargo, desde finales de 2023, estas ayudas se han eliminado por completo, lo que ha afectado mucho a la venta de vehículos eléctricos.

En este sentido, cabe destacar que 2024 era el último año en el que se preveía que se mantuvieran estas ayudas. El desencadenante de esta decisión adelantada fue la problemática para sacar adelante los presupuestos generales, así como la sentencia del Tribunal Constitucional de Alemania que impidió que se traspasaran fondos originales de la lucha contra la pandemia a una partida para la transición energética, con la que se esperaba sufragar estas ayudas para agilizar la descarbonización. 

Esta decisión tan abrupta está teniendo consecuencias en el mercado, ya que muchos fabricantes y marcas que veían a Alemania como el principal impulsor del coche eléctrico están retrocediendo. Asimismo, el mercado de ventas del coche eléctrico alemán se está contrayendo cada vez más. 

 

¿Son realistas las expectativas en el camino hacia la descarbonización?

Llegados a este punto y viendo cómo se está desarrollando el mercado de los coches eléctricos a nivel europeo, o cómo muchas de las marcas que inicialmente solo iban a apostar por los eléctricos están abriendo el abanico, cabe hacerse una pregunta. ¿Son realistas las expectativas que se han planteado según la situación actual del mercado de automoción europeo?

Que todos debemos ir hacia un escenario de neutralidad climática y la descarbonización es un hecho incuestionable. Sin embargo, quizá la velocidad que se ha planteado y los plazos previstos no sean todo lo realistas que deberían. Pensar que, en menos de 12 años, todos los países de la Unión Europea van a estar preparados para abandonar por completo los coches de combustión únicamente confiando en los eléctricos es una utopía. 

Por lo tanto, se plantea un dilema en este momento: o se rebaja la velocidad a la que se pretenden alcanzar los objetivos, o se reajustan las expectativas. En cualquiera de los dos escenarios, se erige como imprescindible la diversificación de tecnologías. Es decir, no podemos apostar todo a una única tecnología, sea cual sea, sino que debemos promover diversas soluciones transitorias y centrar el desarrollo en aquellas tecnologías que vayan a marcar la movilidad sostenible del futuro.